La obra de Esterio Segura resulta una suerte de estrella náutica, guiada por una brújula que marca su paso por la vida y por el Arte. Su permanente búsqueda con orientaciones diversas que parten de un mismo centro, la define. De este modo, crea grupos temáticos que abordan sus experiencias y
reflexiones sobre problemáticas de interés universal, partiendo desde ángulos estéticos y conceptuales que se ajustan, cuidadosamente, a la necesidad de lo que intenta comunicar cada obra, tomando muy en cuenta el contexto con el cual dialoga.
En esta ocasión estamos asistiendo a una discreta, pero sólida primera presentación, de una muestra personal con NG Art Gallery, en Panamá, con una selección de obras que pertenecen a cuatro de los más de doce proyectos o grandes grupos de obras que Esterio ha creado en más de treinta años de carrera artística: No todo lo que vuela se come, La Historia se muerde la cola, Submarino hecho en casa y Lost Luggage; cuatro de sus puntos cardinales.
No todo lo que vuela se come, articula su discurso en torno al tópico del viaje. Las obras que constituyen este proyecto mezclan en un mismo objeto elementos que aluden al vuelo con otros específicamente terrenales. A través de esa imbricación se dialoga con la idea del viaje como espacio onírico en oposición a la realidad como espacio estático. La figura del avión se construye como una especie de objetopuente entre dos planos aparentemente separados. El proyecto adopta una visión optimista sobre el hecho de trasladarse de un sitio a otro, a la vez que lo utiliza para discursar acerca de los sueños, las aspiraciones humanas, la soledad y el amor.
Por otro lado, no resulta casual el protagonismo de la figura de Pinocho en un proyecto como La Historia se muerde la cola. En el imaginario popular de varias generaciones, el personaje infantil es la condensación de la eterna lucha entre la verdad y la mentira, entre el bien y el mal. Estas obras, pretenden cuestionar la realidad manipulada detrás del evento histórico, repensando las leyes del hecho desde una perspectiva que se hace más objetiva por el uso del tono de sincera pero aguda ingenuidad, característico de la infancia.
Por su parte, Submarinos hechos en casa es parte de un interés que había sido esbozado de alguna manera en proyectos anteriores donde se fusionan los conceptos asociados a la (in)comunicación, el viaje (virtual o real), la frustración de proyectos y anhelos personales. Una vez más lo híbrido permite integrar en un mismo objeto un coche clásico y modelos de submarinos rusos y americanos de la Segunda Guerra Mundial. En este punto, Submarinos hechos en casa exacerba el componente utópico, la añoranza por hacer real un deseo. De la misma manera en que se pretende poner de manifiesto la capacidad inventiva
del ser humano y el uso de lo artesanal como solución a la falta de recursos y a la necesidad de hacer posible lo imposible.
Indiscutiblemente, la revisión del tópico migratorio es un punto de partida. Pero lo que se pretende puntualizar es más bien el referente físico, la concreción de un sueño. Tomar el carro americano de los años cincuenta como expresión de un ideal fijo aún en la mente de muchos, supone también adentrarse
en el proceso psicológico que acompaña la idea del viaje. Se trata de analizar desde el fetiche —el carro— una coyuntura política, geográfica e histórica específica.
Lost Luggage, se trata de un proyecto que vincula instalación y fotografía. La pieza central es un estuche con forma de avión, diseñado similar al de los instrumentos musicales, pero de grandes dimensiones. Este se convierte en el escenario y el habitáculo migratorio creado para familias completas, de diferentes estratos sociales, razas y procedencias, que tendrán la oportunidad metafórica de viajar dentro de él, a través del documento fotográfico. La idea transgrede el concepto de retrato familiar tradicional, llevándolo hacia el evento histórico o la condición social. De igual modo, Lost Luggage va más allá de la noción de partida física a raíz del fenómeno migratorio pues, hace alusión a conceptos e ideas que se marchan con las personas que emigran y que dan paso al surgimiento de nuevos en el sitio que dejaron.